lunes, 25 de abril de 2011

El amor es....

Hace unos días cumplí dos años de casada, y no pude evitar escribir sobre el tema, espero no ser cursi, simplemente contaré lo que he vivido y aprendido, se que nos falta gran camino por recorrer, pero hoy me siento feliz, plena y muy enamorada. Mi esposo y yo nos conocimos en el trabajo, el ambiente más difícil a mi juicio para una pareja. Después de casi tres años de relación, me pidió que fuera su esposa en la celebración de mi titulación, muy astuto de su parte, pues jamás me lo sospeche; entre el aroma de una deliciosa cena y los violines de la mesa de a lado, saco de su saco una cajita roja y con palabras titubeantes me dijo ¿quieres ser mi esposa? y yo,  inmediamente conteste si, si quiero!!!!!!!!!!. Y así fue como comenzó una etapa más en nuestras vidas, organizando la boda, escogiendo colores, arreglos, fue tan divertido, de un lugar a otro viendo el salón y la iglesia, arreglando nuestra nueva casa. El gran día llegó y yo estaba parada frente a la iglesia con el velo en mi cara y mis piernas tambaleándose como nunca, creí que caería pues estaba mas nerviosa que nunca en mi vida, la gente me veía, no quería soltarle la mano a mi papá y cuando lo vi parado esperándome, fue un momento mágico e irrepetible, él lucía sereno, feliz y emocionado, y así han pasado los días, con sonrisas, con lágrimas con enojos, porque obvio nada es perfecto, en cualquier relación siempre hay inconvenientes, pero afortunadamente siempre hemos sabido hablar y solucionar las cosas.
Para mi el amor es estar con esa persona que te escucha, que te anima a ser mejor, que te enseña y que camina a tu lado. También es quien ve tus errores y que aveces con palabras fuertes será tu mejor abogado. Lo mejor de esta etapa, es que ya no aparentas ser quien no eres, los pensamientos son compartidos y los ademanes parecen repetirse constantemente en ambos.
He aprendido a compartir más, a escuchar, y cada día que lo conozco me doy cuenta de virtudes que no tenía idea que existían.
No se que nos depara, pero hoy construimos nuestro destino y doy gracias a Dios por habernos puesto en el camino.

jueves, 21 de abril de 2011

Naolinco

Hace poco más de 18 años mi papá tuvo que ser internado debido a una enfermedad en los pulmones llamada Histoplasmosis; su recuperación la hizo en la casa de una amiga de la familia, situada en un pueblito en Veracruz llamado Naolinco. Junto con mi hermano mi papá viajo por más de dos semanas  y de regreso nos contó maravillas de aquel lugar; desde ese entonces año con año pasamos las vacaciones ahí. Tengo grandes recuerdos que quiero compartir.

Naolinco es un pueblito inmerso en la montaña, se encuentra a 32km de Jalapa, hay que tomar una carretera de un sólo carril por sentido, por el que viajan habitualmente camiones de carga y pasajeros, las curvas suelen ser todo un reto, hay días en donde la neblina se apodera del recorrido y hace el transito más pesado, pero la verdad es toda una experiencia. En algunas ocasiones puedes ver algunos animales como armadillos o zarigüeyas, sobre todo de noche, lo malo es que por atravesarse la carretera algunos no lo logran. En el camino si pones mucha atención puedes ver un túnel que atraviesa gran parte del cerro, cuenta la historia que lo construyeron los primeros colonos que andaban en caballo, esto para acortar distancias, hoy en día pocos lo utilizan, pues una vez adentro es necesario una lámpara, hay mucha humedad y el piso es lodo y piedras.
 
Al llegar a Naolinco de Victoria y después de haber desempacado, lo mejor es salir a caminar, si la hora lo permite como primer parada hay que ir a comprar pan, hecho por sus habitantes, como buen pueblo tiene sus horas y hay que formarse, tomar tu charola de plástico y escojer tu pan recién salido del horno y una amable señora lo envolverá en papel kraft entregándotelo doblado de una manera muy peculiar. No debes de olvidar que al día siguiente muy tempranito hay que ir por leche y no cualquiera, esta es auténtica leche bronca, que hay que poner a hervir, para así obtener una  buena porción de nata acompañada del delicioso pan de la tarde anterior. Una vez bien desayunaditos podremos comenzar una caminata hacía el mirador donde se puede admirar la cascada, que se encuentra atravesando la carretera, dependiendo de la época que sea la veremos más abundante.
Regresando al pueblo podremos recorrer todas sus tiendas de zapatos, bolsas, cinturones y piel fina en donde encontraremos una gran variedad de precios y estilos.  Después de tanto ejercicio es justo y necesario una buena comida y que mejor que en el restaurante "La Conchita" donde además de delicioso, los platillos están muy bien  servidos. No podemos irnos sin comprar un tarrito de sus conservas de chiles y verduras. También es de ley comprar dulcecitos de jamoncillo con diferentes figuras.
Los domingos encontraremos el mercado del pueblo con frutas y verduras de los más frescas, elotitos, pan de nata, alegrías, hasta ropa y quesos hechos artesanalmente. Los ojos se nos van de ver todo lo que podemos encontrar. Ya que bajo el sol y es bien merecida  una cena, podemos ir directamente a una casita ubicada a lado de la iglesia donde preparan unas tostadas de pierna de cerdo y un licuado de plátano que ufff! Además es necesario que sepan que esta casita es del cronista del pueblo, en ella tiene un pequeño museo, donde exhiben maquetas, figuras y máscaras , así como una biblioteca.
A unos pocos kilómetros encontramos otro pueblo llamado Miahuatlán donde hay que comprar queso canasto (panela) y de hebra (oaxaca) que son un manjar.
Un día más termina y Naolinco no descansa, aunque es un lugar no muy conocido, su gente es muy amable y cálida, pocos pueblos ofrecen tanta riqueza cultural y gastronómica.
Si pueden visitar en día de muertos, se ofrece una gran fiesta con cánticos y caminatas alrededor de todo el pueblo. Otra gran fiesta se celebra el 21 de Septiembre, fecha en la que los habitantes festejan a San Mateo Apóstol, Patrón de la Ciudad. Hoy en día Naolinco deja de ser un pueblo para convertirse oficialmente en una ciudad, de donde siempre se llevarán grandes recuerdos.